The Hitch Hiker's Guide to the Galaxy

It's always strange to read a classic decades after it has become a classic, especially when it comes to Science Fiction or any other form that is heavily dependent on the time it was written.

I've read this book at least five times before, three times in the brilliant German translation by Benjamin Schwarz, and twice in the English original (one of those times in a weird censored American book club edition), and there was never any doubt for me that it was one of the greatest books ever written.

But that was in the 90s, and I hadn't read it in the thirty years since. Getting back to it now was an interesting experience. I knew everything that would happen, but not the precise order and descriptions of it happening. Many of the book's parts felt a bit bland, and there were very few situations that made me laugh out loud. I soon realised why that was: for one thing, the expectation of finally re-reading one of my favourite books after such a long time had created a level of anticipation that the actual book couldn't possibly match. And on the other hand, many of the tropes presented have become an integral part of our culture over the years.

A large part of the reading experience, therefore, was reassuring myself that this was the origin of all those ideas, that the answer to life, the universe and everything (among many other things) was a masterstroke of an immeasurably creative and intelligent mind, and it is not in any way the book's or its author's fault that so many lesser people have riffed off on it in the meantime.

And yes, it still is that brilliant, it just isn't surprising anymore.

No soy aficionado a las novelas de ciencia-ficción ni tampoco a las de humor especialmente, pero sentía curiosidad por este título desde hacía tiempo por su aura pop de culto y tenía ganas de comprobar cómo mezclaba ambos géneros.

En términos generales logra ser ágil y entretenido, aunque más al inicio y al final y menos por en medio, cuando se ocupa de ampliar los horizontes del universo narrativo (literalmente, recordemos que va de viajeros espaciales). Algo de esperar, en tanto que Douglas Adams era quizá guionista antes que literato y... ya se sabe lo que pasa con la sacrosanta norma de que el principio y el final enganchen y sorprendan.

Me gusta su manera muy personal y arriesgada de usar los deus ex machina (algo ajeno a la historia que aparece de repente y resuelve los problemas, ejemplo desde Aristóteles de lo que no hay que hacer) para insinuar que nuestras vidas avanzan y dan vuelcos casi siempre a partir de cosas absolutamente imprevistas y de que el mero hecho de que existamos es materialización de una improbabilidad loca. También me gusta su acercamiento a la inteligencia artificial y la relación amistosa que pinta entre humanos y ordenadores. Por ahí conserva su vigencia.

Pero su estilo, entendido en un sentido más amplio, no me agrada tanto. Hay destellos líricos puntuales, pero confía excesivamente en el uso del disparate para hacer gracia. Es un tipo de recurso que en la tele funciona muy bien, pero en literatura a mí se me hace pesado y me inspira caducidad en el texto (o sea, que no quiero leerlo más de una vez).

Reitero que nunca me ha cautivado la literatura pop, subcultural, de entretenimiento, de género o de quiosco si esto conlleva de alguna manera falta de capas o el centrarse demasiado en un concepto o idea reconocible y machacarlo. Creo que Guía del autoestopista galáctico consigue desmarcarse de eso en parte, pero no completo.

Vamos, que está bien. 3 estrellas.